Biocombustibles a partir de bacterias, ¿es eso posible?
La Shewanella oneidensis es una bacteria
capaz de reducir los iones metálicos y sobrevivir en condiciones en las que se
dispone de oxígeno y también aquellas en las que este gas no está presente. Los
científicos han descubierto que introducir estas bacterias supone un avance en
las formas de energía renovable ya que como emplean electrones en su metabolismo,
utilizan una energía que sirve para anclar las moléculas de carbono. Durante
este proceso, estos organismos toman parte del carbono presente en el C02 (dióxido
de carbono) y lo agregan a una molécula orgánica. Unos científicos de la
Universidad de Cornell han desarrollado un método que logra facilitar la
captación de los electrones en el metabolismo. A través de una técnica llamada Sudoku
knockout han conseguido examinar los genes de estas bacterias y sus
funciones, que pueden servir como una especie de «electrodos vivos».
Además de esta bacteria, existe otra que,
modificándola genéticamente, es capaz de generar biocombustible muy parecido al
diésel que ya conocemos. Esta bacteria se trata de la bacteria E. coli y
forma parte de la flora intestinal de muchos mamíferos. Un equipo de investigadores de la Universidad
de Exeter logró que esta bacteria, en vez de convertir su grasa en azúcar, la convirtiera
en moléculas de combustible sintético.
Actualmente los científicos están trabajando
para hacer más eficiente el proceso de producción de energías renovables, biocombustibles,
alimentos y productos químicos a través de bacterias.
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