5G, ¿nocivo o no?

 


En 2018 apareció el 5G, la quinta generación de tecnología móvil, que prometía velocidades de descarga ultrarrápidas y la incorporación de todos nuestros dispositivos a la red, siendo cierto también que esta tecnología funcionaría con un nuevo tipo de ondas con frecuencias más altas. Mucha gente se puso en contra muy poco después de que apareciera, argumentando que se trataba de una fuente de enfermedades y trastornos como el insomnio, la irritabilidad, el cáncer... Pero esto no es así.

En primer lugar hay que distinguir entre la radiación nuclear y la radiación electromagnética. La primera son fragmentos de átomos rotos que viajan por el espacio a toda velocidad, destruyéndolo todo a su paso. Este tipo de radiación sí que es nociva para el ser humano, ya que destruye sus células y puede llegar a provocar enfermedades, como el cáncer que se menciona anteriormente. Pero la radiación electromagnética (que es a la que pertenece el 5G) no es mas que la propagación de ondas a través del campo electromagnético que nos rodea de una manera tan natural como el aire. Estas ondas tienen dos formas de interactuar con nosotros: si tienen una longitud muy grande, transportan muy poca energía y no son capaces de agitar nuestros electrones, por lo que nos atraviesan sin provocar ningún efecto (esto pasa, por ejemplo, con las ondas de radio). Y si tienen la suficiente energía para agitar nuestros electrones puede, o que se produzca un amortiguamiento y que lleguen solo a las capas más superficiales de la piel, o que reboten al toparse con nosotros. Además, el ICNIRP se encarga de que esta radiación se emita muy por debajo de lo estipulado.

En conclusión, la radiación 5G no es más que la vibración del campo electromagnético que nos rodea y sus efectos en la salud son prácticamente imperceptibles por el ser humano.


Fuentes: 

https://www.youtube.com/watch?v=82rmlxB2so8&t=648s&ab_channel=QuantumFracture


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