Agua radiactiva en la central de Fukushima

 En el décimo aniversario de las explosiones en la planta atómica japonesa, cerca de 5.000 empleados continúan las labores de desmantelamiento y descontaminación. Mucho más complicado va a ser la extracción del combustible de los reactores y la futura eliminación de residuos. Sus diques de contención cedieron, la planta se inundó, quedaron fuera de servicio los sistemas eléctricos y de refrigeración de los reactores, en tres de ellos se produjo la fusión del combustible nuclear, se generó gran cantidad de hidrógeno y explotaron los reactores 1, 3 y 4, descargando grandes cantidades de radiactividad al medio ambiente . Aunque oficialmente la radiación no causó ni una sola víctima, la evacuación decretada por las autoridades impactó especialmente en las personas ancianas o enfermas, con varios cientos de fallecidos y posibles casos de cáncer, cuyas causas exactas son difíciles de atribuir.



De los casi 165.000 vecinos que tuvieron que abandonar sus hogares por el accidente nuclear, según datos de la Prefectura de Fukushima, aproximadamente 37.000 todavía viven fuera, «unos 43.000 si sumamos también los evacuados por el terremoto y el tsunami», ha explicado Eduardo Gallego, catedrático de Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid, durante el seminario organizado esta semana por la Sociedad Española de Protección Radiológica para analizar la situación diez años después del accidente de Fukushima. Evolución de la radiación en el aire en el entorno de Fukushima entre 2011 y 2020. La empresa propietaria y responsable de la central, TEPCO, ofrece un tour virtual para que los internautas vean cómo están hoy las instalaciones.

Un emplazamiento limpio en 30-40 años

Ante la presión de la ciudadanía y en un intento de pasar página se han descartado otras opciones más baratas, como enterrar y proteger los reactores dañados.

«La eliminación del combustible fundido es lo más complicado y no se ve la luz al final del túnel», ha reconocido Echávarri. «Un objetivo político era sacar la primera viruta de la unidad 2 antes de este décimo aniversario, pero no se ha conseguido. En esto ha influido la pandemia, aunque en Japón se ha seguido trabajando, pero un brazo robótico que tenía que llegar desde Inglaterra se está retrasando por sus problemas con la covid».

Acumulación insostenible de agua contaminada

Se ha construido un primer muro en la costa para que no entre agua de mar o salga la contaminada, y otra barrera hermética de tierra congelada, de unos 30 metros de profundidad alrededor de todo el perímetro de los reactores, que trata de bloquear las aguas subterráneas o marinas fuera y la radiactiva dentro. Gestión actual del agua en la central de Fukushima, indicando la barrera frente al mar y otra de tierra helada en torno a los reactores. «Ahora se discute qué hacer con esta agua extraída de los reactores, y la descarga controlada al mar es la opción con menos impacto», apunta el experto, quien recuerda que en su día ya fue al océano Pacífico una cantidad mucho mayor y con más componentes radiactivos.

«Las decenas de miles de tanques con esta agua pueden colapsar el emplazamiento entre 2022 o 2023, ocupando un territorio muy precioso que se podría usar para probar tecnologías de desmantelamiento, por ejemplo», señala por su parte otro ponente del seminario, Juan Carlos Lentijo, director general adjunto del Organismo Internacional de la Energía Atómica . Durante su intervención, Lentijo ha destacado las numerosas iniciativas a nivel internacional que se han puesto en marcha para implantar mejoras de seguridad aprendidas tras el accidente de Fukushima, insistiendo en que los documentos elaborados están para ser cumplidos y que algo parecido no vuelva a ocurrir. Respecto a por qué sucedió, «entre otros factores, fue por debilidades de diseño del propio emplazamiento de la central, construida a nivel del mar tras rebajar un acantilado de 30 m que hubiera sido suficiente y, como causa raíz, por aspectos organizativos y de procedimiento relacionados con una falta de liderazgo y gestión de la seguridad, al no haberse implantado lecciones aprendidas en Chernóbil».

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