Un laboratorio español que investiga sobre coronavirus tiene que recurrir al 'crowdfunding' para sobrevivir
El centro de neurovirología dirigido por José Antonio López-Guerrero, dependiente de la Universidad Autónoma de Madrid, vive una situación extrema a pesar de que sus investigaciones ya han dado como resultado un estudio, dos patentes y una tesis
(José Antonio López-Guerrero junto a la directora científica del laboratorio, Raquel Bello-Morales, y las investigadoras predoctorales Inés Ripa y Sabina Andreu - JAL)
El laboratorio de neurovirología dirigido por José Antonio López-Guerrero, dependiente de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), era una rara avis: además de la financiación pública, contaba con los fondos de capital privado invertidos por una empresa canaria con la que se pagaban los sueldos de dos investigadoras predoctorales. Cuando el Sars-Cov-2 irrumpe en nuestra realidad, sus integrantes, un equipo de cuatro personas, deciden sumar a la línea de estudio principal (que versaba en la relación entre el herpes labial y las enfermedades neurodegenerativas) otra vía de investigación sobre viricidas y antivirales para hacer frente a la amenaza inmediata del coronavirus.
«En menos de un año tenemos un estudio, dos participaciones en patentes y una tesis doctoral en marcha», explica López-Guerrero. Pero este esfuerzo no ha sido suficiente. A finales del año pasado la empresa canaria entraba en crisis y retiraba la financiación («después de hablar con ellos, entendimos totalmente su decisión», matiza el investigador). Aunque él y su compañera, la directora científica del laboratorio, Raquel Bello-Morales, son funcionarios, los puestos de sus dos investigadoras predoctorales, Inés Ripa y Sabina Andreu, se ven comprometidos. Así que ante situaciones complicadas, igual que en ciencia, se buscan soluciones originales y nuevas perspectivas. Por eso decidieron hacer partícipe a la sociedad entera y crear un 'crowdfunding' o una iniciativa de micromecenazgo para intentar salvar entre todos su laboratorio.
«En menos de un año tenemos un estudio, dos participaciones en patentes y una tesis doctoral en marcha», explica López-Guerrero. Pero este esfuerzo no ha sido suficiente. A finales del año pasado la empresa canaria entraba en crisis y retiraba la financiación («después de hablar con ellos, entendimos totalmente su decisión», matiza el investigador). Aunque él y su compañera, la directora científica del laboratorio, Raquel Bello-Morales, son funcionarios, los puestos de sus dos investigadoras predoctorales, Inés Ripa y Sabina Andreu, se ven comprometidos. Así que ante situaciones complicadas, igual que en ciencia, se buscan soluciones originales y nuevas perspectivas. Por eso decidieron hacer partícipe a la sociedad entera y crear un 'crowdfunding' o una iniciativa de micromecenazgo para intentar salvar entre todos su laboratorio.
El objetivo está marcado en 230.000 euros para conseguir mantener los costes de laboratorio y personal durante tres años en los que prevén llevar a cabo su Proyecto NeuroCovid, «orientado hacia la caracterización de la potencial actividad antiviral y viricida de diferentes compuestos frente a coronavirus humanos. Además, se estudiarán los mecanismos de acción de los compuestos con actividad antiviral sobre el ciclo viral de los HCoVs. Es decir, qué fase del ciclo viral se ve afectada por dichos compuestos».
Aunque pueda parecer mucho dinero, de forma desgranada los conceptos se ven diferentes: se piden 120.000 euros para mantener durante tres años dos contratos predoctorales a razón de 20.000 euros al año por persona; 40.000 euros para equipos y laboratorio; 60.000 para fungibles, como enzimas, sueros, virus o células, necesarios para los experimentos; y 10.000 euros para publicaciones y congresos científicos –sabiendo que cada publicación cuesta unos 2.000 euros–. La ciencia no es precisamente barata.
Aunque pueda parecer mucho dinero, de forma desgranada los conceptos se ven diferentes: se piden 120.000 euros para mantener durante tres años dos contratos predoctorales a razón de 20.000 euros al año por persona; 40.000 euros para equipos y laboratorio; 60.000 para fungibles, como enzimas, sueros, virus o células, necesarios para los experimentos; y 10.000 euros para publicaciones y congresos científicos –sabiendo que cada publicación cuesta unos 2.000 euros–. La ciencia no es precisamente barata.
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